domingo, 25 de septiembre de 2016

Un hecho extraordinario

Echando un vistazo a mis documentos y trabajos, encontré este relato breve por ahí escondido. Probablemente lo mandaran de deberes en clase de lengua, teniendo yo unos 14 años. No es una obra de arte, pero es una de esas historias que haces desde pequeño, que te lleva a escribir el resto de años, siempre, poco a poco, mejorando y aprendiendo de los errores...

UN HECHO EXTRAORDINARIO

(Resumen)
Había una panda de delincuentes en la que el jefe estaba enfadado con uno de los suyos por haberle desobedecido y había decidido pegarle una paliza. Un amigo, que no quería que le pegasen pudo convencer al jefe de que no le pegase, que no  hacía falta castigarle tanto. El jefe accedió y le perdonó pero aun así el chico, aunque estaba agradecido, se fue de la banda y decidió unirse a una mejor. Por la noche, cinco años después, el antiguo amigo andaba por un callejón oscuro, en el que le atracaron tres hombres, y cuando le iban a pegar la paliza, uno de ellos reconoció quién era, su amigo el que le salvó. Entonces, hizo lo que cinco años antes pasó al revés: le salva la vida a su amigo.

(Nuevo resumen)
Había una banda que traficaba con drogas  en la que el jefe, estaba enfadado con uno de los suyos por haberle desobedecido y no haberle traído su mercancía. Se disponé a matarle cuando un amigo se adelanta y asegura quedarse en su lugar, arriesgándose a morir para que él pueda obedecer y cumplir la orden de traerle la mercancía.

Cuento
No hace muchos días, se empezó a difundir la noticia de un extraordinario acontecimiento, el cual no dejó a nadie indiferente:
Había una banda mafiosa que traficaba con armas y drogas, y que estaba dirigida por Mickey, un canalla que solía abusar de los débiles. Se decía que de pequeño le pegaban y que, por eso, siendo ya mayor y con poder abusaba de los más débiles para vengarse de las humillaciones recibidas en su infancia. Tenía la cara demacrada por la mala vida que llevaba y deforme por las dolorosas palizas que había recibido, pero su cara imponía un gran respeto a los demás.
Esta banda mafiosa estaba compuesta por la peor calaña vista: eran hombres que intentaban sobrevivir a base de cumplir órdenes, como asesinar y traficar. Unos de nuestros protagonistas es Lucas, un pobre hombre que se había sometido al poder de Mickey para no estar ocioso y caer en la droga. Lucas, en lo profundo de su corazón era una buena persona, que haría lo que fuese por un amigo. Un día, un nuevo pandillero decide unirse a los demás. Se llamaba Jack, y que una vez estando borracho hizo algo que se reprocharía durante toda su vida: mató a su joven mujer junto a sus dos pequeños. Estaba tan desesperado que hizo los encargos más difíciles, sin que le importase que su vida estuviese en peligro constantemente.
Mickey necesitaba dinero para que su banda siguiese adelante y mandó de dos en dos a todos sus hombres para que cada pareja trajese algo de valor: diamantes, joyas… Casualmente, Jack y Lucas formaron una pareja que iba  a realizar un viaje en el cual sus amistades se fortalecerían increíblemente. Los dos decidieron ir a una joyería poco vigilada, pero que les prometiese un sustancioso botín con el que pudiesen volver a casa. Trabajando en equipo consiguieron poco a poco aprender a evadir las vigilancias, y una vez dentro aprovechaban y reunían todas las joyas de valor que pudieran encontrar. Felices de su notable resultado, volvieron para encontrarse con Mickey, que reunió el dinero que su banda había conseguido, y se lo gastó en armas más sofisticadas y en equipos más efectivos que les faciliten sus misiones.
Llegó un día en el que Mickey llamó a Jack a su “oficina”. Allí le contó la nueva misión que le tenía encargada exclusivamente para él, ya que era arriesgada y peligrosa, y muchos hombres no hubiesen sido capaces de cumplirla: exterminar a una familia que, supuestamente, había intentado jugársela varias veces. El destino de su misión era un pueblecito de los Pirineos, que estaba en las altas cumbres que separan España de Francia. Jack se dirigió hacia allí pensando que, al fin y al cabo, había llegado a cumplir misiones más difíciles, como matar a un jefe de una mafia poderosa o robar un cargamento de armas protegido por hombres entrenados a fondo.
Una vez que  llegó a su destino, estudió la casa y los componentes de la familia, y fue justo en ese momento cuando descubrió que su misión no tenía sentido, ya que tenía que asesinar a unos padres junto a dos niños pequeños. Se sintió reflejado en aquella pobre familia, y apenado se puso a llorar, incapaz de hacer nada contra ellos.  Volvió con las manos vacías sin haber logrado algo que él había creído fácil. Llegó deprimido junto a Lucas y le pidió apoyo. Este le explicó que la familia no es lo que parecía, ya que en realidad la pareja no eran auténticos padres y usaban a los hijos para llevar pequeñas cantidades de drogas a diferentes sitios. Jack razono, pero era demasiado tarde ya que Mickey se había enterado de lo ocurrido, y no aceptaba hombres incapaces de cumplir sus órdenes, por lo que decidió matarle. Lucas, como buen amigo que era, interfirió de inmediato y le explico a Mickey que era de los mejores hombres a su alcance, y que sería una pena perderle. A Mickey no le convenció, así que Lucas fue más allá de lo esperado: le dijo que le diese una oportunidad a Jack de realizar la misión. Para convencer a Mickey se ofreció él mismo como rehén, de modo que si Jack no volviese con la misión cumplida él lo pagaría con su vida. Jack entendió que Lucas hacía esto gracias a la enorme confianza que tenía en él.
Mickey le dio a Jack un plazo de siete días para que pudiese cumplir su cometido en esta segunda oportunidad. Cuando Jack se fue, Mickey encerró a Lucas en una cámara, y a la mañana siguiente le visitó y le contó que Jack había jugado con sus sentimientos, y que no volvería dejándole a su merced. Cada día Mickey le hacía una visita en la que le decía constantemente a Lucas que Jack le había abandonado, pero él no tiraba la toalla porque confiaba en su amigo y sabía que acabaría cumpliendo la misión.
Al séptimo día, Mickey ya se reía de Lucas, llamándole iluso, pensado que en el mundo no podía haber tales amistades, y sin embargo, Lucas seguía confiando. En las últimas horas del día apareció Jack, cansado pero con un aire triunfante. Mickey quedó tan impresionado por este hecho que les rogó que compartiesen esa gran amistad con él.

La moraleja que se puede apreciar en este cuento es la siguiente: “Tener un amigo es tener un tesoro”.
Santiago G.   
20/10/14


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