viernes, 9 de diciembre de 2016

¿Es la novela de Fahrenheit 451 una predicción del futuro?

Volviendo a investigar entre mis archivos, descubro viejos trabajos escritos en las clases de lengua. Este es el texto que escribí respondiendo como mejor pude a la pregunta de si la novela de Ray Bradbury, Fahrenheit 451, es una prediccioón del futuro. Espero que os guste; y los comentarios son siempre bienvenidos.

     Hace poco tiempo, antes de pasar a la otra vida, Ray Bradbury nos confesó que escribió esta obra literaria “no como una predicción, sino como una advertencia, en ocasiones demasiado insistentes”. Fahrenheit 451 es una historia utópica ambientada en el futuro, uno que tal vez está por llegar… ¿O acaso ya lo estamos viviendo?

    Se dice que la novela fue una reacción y respuesta a lo que en ese momento ocurría. Todo empezó cuando Hitler hizo una gran pira alimentada de libros en 1934, con los cerilleros y yesqueros de Stalin, e incluso con la caza de brujas en Salem en 1680 en la que su diez veces tatarabuela casi fue incinerada. Pero también hay que tener en cuenta que en aquellos momentos, después de las dura Segunda Guerra Mundial,  América creció  a gran escala en la industria; a lo que siguió un alto consumismo por parte de la población. Por ejemplos los televisores: aquellos aparatos fueron invadiendo poco a poco el país hasta casi ocupar un sitio en la casa de la mayoría de la gente. Hubo excepciones, y entre ellas está Ray Bradbury, quien prefirió una buena biblioteca llena de sus libros preferidos antes que un cacharro electrónico hipnotizador (que se sepa, no hubo en su casa un solo aparato electrónico).

    Hay múltiples “predicciones” que se podrían sacar de la novela, por ejemplo la de Beatty, el Bombero Jefe, que advirtió que había una “posibilidad de quemar libros sin cerillas ni fuego. Porque no hace falta quemar libros si el mundo empieza a llenarse de gente que no lee, que no aprende, que no sabe.” Esto se podría relacionar con el hecho de como el inmenso avance tecnológico que hay hoy en día ha ayudado y contribuido al hecho de que haya personas que no lean, ni aprendan ni sepan. No hace falta irse lejos para darse cuenta de que esto es verdad: personas que aunque piensan que saben controlarse, por ejemplo con su móvil, en realidad no saben que dependen de él y que es el aparato celular su dueño. Otras predicciones que en mi opinión son acertadas, es cuando Beatty va a casa de Montag y le explica como el mundo ha llegado a semejante destino: “Se abreviaron los años de estudio, se relajó la disciplina, se dejó de lado la historia, la filosofía y el lenguaje.” También cuando está en el tren y escucha sin para el anuncio del Dentífrico Denham: al igual que ahora, somos bombardeados por una incesante tormenta de anuncios y de noticias que te acaban comiéndote la cabeza y haciéndote pensar en lo que “ellos” quieren que pienses.

    No hay que olvidar las pastillas tranquilizantes, las paredes TV de Mildred y su audífono, que la han aislado tanto del mundo, que ya no es ella misma sino una persona diferente. Este siglo en el que vivimos tampoco se aleja tanto de futuro presentado por Ray Bradbury: hay miles de personas que han sido hospitalizadas o que han llegado incluso a morir, por el mero hecho de deprimirse y tomarse el bote entero de pastillas. Al mismo tiempo están las paredes y el audífono que en todo momento Mildred tiene a mano. A parte de que se cierra a si misma al mundo entero y de que solo se socializa con un reducido grupo de personas, la mayoría de ellas su familia (siempre a través de frías paredes), es un claro ejemplo de la vida que se puede llegar a tener si uno vive en esas condiciones.

Hay una escena en concreto que me pareció interesante, y es en el momento en el que Montag lee a su mujer y a sus dos amigas La bahía de Dover: “La señora Phelps estaba llorando. Las otras, en medio del desierto, miraban como lloraba, cada vez más alto, y cómo la cara se le arrugaba y descomponía. La miraban, sin tocarlas, confusas ante la escena. La mujer sollozaba sin poderse dominar. Montag mismo se sentía aturdido, y débil.” Aunque aquí Ray Bradbury parece reflejar el hecho de que hay textos que aparte de conmoverte, representan la realidad de alguna forma que llegan a ti de un modo repentino, impactándote profundamente, más adelante le da la vuelta a esta idea:” Siempre lo he dicho, poesía y lágrimas, poesía y suicidios y llantos y sentimientos horribles, poesía y enfermedades (…) ¿Por qué hay gente que desea hacer daño a la gente? Como si no hubiese bastante mal en el mundo, ¡tienen que atormentar a la gente con cosas como estas!” Aquí el autor nos enseña como un poema ahora es acusado injustamente de todos los males en el mundo, como si fuese “un arma de fuego cargada” capaz de hacer daño a personas.  La escena continua con una “advertencia” e incluso predicción del narrador: la búsqueda de una felicidad inmediata, a veces para evadirse de la realidad. Hoy en día las personas se ven incapaces de encontrar con facilidad una manera rápida de ser feliz, teniendo que recurrir a las drogas, al sexo, a las bebidas, etc.


    Aunque es verdad que en algunas cosas no se equivoca, hay algunas que lleva al extremo y en las que es demasiado insistente: el Sabueso, el campamento de vagabundos y su resistencia, los propios bomberos… Aunque en mi opinión es una buena forma de crear una especie de sensación de angustia en el lector para poder “entrar” en él, y enseñarle como acabaríamos siendo, nosotros y el mundo en sí, si no cambiamos nuestra manera de vivir.  


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